He visto en tu mirada el infinito
y he sentido en tu piel cobijo.
En tu sonrisa se entreve la dulzura
y en tu cuerpo el calor de la mañana.
Es tu voz el canto de una niña
delicada y hermosa.
Es tu belleza tanta
que contenerla en un verso no se puede,
y son tus labios carnosos, tan rojos
que si besar pudiera, toda una eternidad
no perderían nunca ese rojo tan hermoso.