El silencio amargo
reblandece los cuerpos,
el aire se torna viento,
y yo allí quieto, absorto
sigo mudo, quieto, loco.
El silencio sordo
hiela el espacio
el viento se para raudo.
Y en el aire como un suspiro
vaga el alma de un moribundo.
El silencio se lo traga todo,
ya no hay cuerpos, ya no hay viento
sólo silencio mudo,
sólo almas sin rumbo.