Antes de acabar mi domingo sangriento
purgaré mi dolor en tu desprecio,
forjaré mi alma de corazas
protectoras de tu prepotente indiferencia.
Antes de abrirme a tus designios,
forraré mis oídos de impermeables membranas
para protegerme de tu encantador hechizo.
Mañana ya extinguido mi domingo sangriento
romperé todos los vínculos salvajes
que me unen a tu carne.
Una vez borrado todo lazo azul
que me une a tu estirpe,
buscaré en mi mente las trampas
que minaste en mi camino hacia el olvido.
Hoy aun dolido de mi domingo sangriento
desnudaré tus gélidas mamparas
que te muestran opacas a mis sentidos anestesiados
por tu imagen retenida en mis adentros.