Un extraño escalofrío me embargo esa noche
una sensación que no podría explicar congeló mis sentidos
una fuerza gravitatoria me hizo permanecer inmóvil.
Cada vez que tu hablabas yo quedaba sordo, mudo, quieto, inerte, ido.
La penumbra me rodeaba, los extraños ecos de unas notas frías
golpeaban mis oídos confundiendo tus palabras.
Mi alma no latía, mis ojos no miraban
sentía cada segundo que me abandonaban las fuerzas,
un sentimiento se abría paso golpeando mi pecho.
Amor, lo llamaban