Andarín silvestre

Tus pobres recuerdos enmarcados

congelados en instantáneas de alcaldadas

que ni entiendo, ni te patrocinan el gasto

de calentar las llamas de tus candelas.

Despojada tu sonrisa de encantos,

y de otras gracias que maquillan su vergüenza,

vulgar se tornan a mis olfatos telegráficos

visados en las oficinas de mi gabinete de ofensiva.

Desvalido tu llanto de randa callejera

in fraganti detenida, por travesuras cometidas,

no hace temblar ni un segundo mi pulso.

Frívola fue tu pose de mujer amada

no busques nada de este andarín silvestre

que nada te debo y nada me llevo.

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