Si hoy al sucumbir al sueño
no alcanzo a sentir tu cuerpo
abrazando mis pensamientos,
seguro que al despertar,
empapado de lágrimas
encontraré mi lecho.
Si hoy al despedirme del día
no siento tu rostro
plasmado en mi pupila,
seguro que al despertar
al nuevo día
oprimido hallaré mi pecho.